Las emociones visten cada aspecto de nuestras vidas y de nuestra
cotidianidad. El saber gestionarlas y utilizarlas con la habilidad adecuada,
nos permitirá sin duda afrontar nuestro día a día de modo más eficiente. Cada
ser humano está constituido por tres pilares que hilan cada instante de nuestro
ser: emoción, pensamiento y acción. De esto surge la importancia de profundizar
en este tipo de conocimiento para afrontar determinadas situaciones, para
desenvolvernos mejor en la sociedad. Por lo tanto, reflexionando más
detenidamente, ¿No es acaso imprescindible que los más pequeños se inicien en
este proceso, que es la inteligencia emocional?
La infancia es una etapa crucial para el aprendizaje y manejo de las
emociones, y las cuales debemos de tener presentes en todo momento, ya que son
grandes condicionantes de nuestra conducta social, pueden influenciar nuestra
vida en multitud de sentidos. Su manifestación, puede convertirnos en personas
integradas o excluidas en la sociedad en el futuro, dependiendo de cómo
las manejemos. Y es cierto, si bien para los adultos resulta verdaderamente
difícil controlar las emociones en determinados momentos, para los niños/as
éste control es mucho más complicado porque carecen de experiencias anteriores
que les puedan ayudar. Es recomendable que los niños/as aprendan a controlar
sus reacciones o conductas “emocionalmente perjudiciales” para ellos mismos. Es
por lo tanto recomendable o incluso necesario ayudarles a reflexionar de manera
objetiva y constructiva, haciéndoles entender la importancia de sus acciones y
también ofrecerles alternativas de conducta diferentes, las cuales derivaran en
una mejora en su manera de pensar y actuar y esto afectará positivamente en sus
emociones.
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| (Imagen extraída de: http://i2.wp.com/www.educapeques.com/wp-content/uploads/2014/03/psicologia-positiva.jpg?resize=450%2C453) |
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame
y lo aprendo” (Benjamin Franklin)

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